Se acercan las Navidades y con ellas toda la publicidad que año tras año nos bombardea en estas fechas: turrones, perfumes, joyas... y juguetes. Anuncios de juguetes dirigidos a los más pequeños, con intención de cautivar y conseguir que se encaprichen del producto estrella de la empresa. Pero ¿son éticas las formas que utilizan para llegar a ellos?
La respuesta es única y rotunda: NO. Estamos ante una realidad en la que la publicidad transmite mensajes y roles sexistas, y en la publicidad de juguetes esto no es menos. Sin embargo, es la más peligrosa, ya que puede llegar a limitar el desarrollo de la personalidad del menor al asociar a cada género un papel determinado. Se ponen barreras al crecimiento personal con algo tan "inocente", ya que los juguetes desarrollan capacidades, preferencias y hobbys que más tarde se convierten en decisiones y profesiones. Se nos llena la boca con la palabra RESPETO y luego cortamos y estereotipamos la libertad.
Como bien sentencia Emakunde, el Instityuto Vasco de la Mujer, "hay un elevado porcentaje de nombres de productos vinculados a la
belleza, la magia, la fantasía, el hogar y los cuidados, y eslóganes
transmiten arquetipos como moderna, coqueta, princesita y cuidadora; y los arquetipos cambian a aventurero, luchador, policía o
piloto, siendo el control y el espíritu competitivo algunos de los
valores más presentes". Esto no solo no promueve igualdad, sino que estandariza y cohibe personalidades.
Pero la manipulación es tan descara que todos nos damos cuenta, incluídos lo más pequeños. Aquí os dejo con el vídeo de una pequeña cabreada y con un artículo donde se recogen las quejas de niñas hacias las grandes empresas de juguetes.
Para leer el artículo, pincha aquí.
Por una educación más igualitaria y respetuosa para todos.
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